Axel Kicillof se quedó sin Presupuesto. Tampoco logró autorización para aumentar impuestos y tomar deuda para tapar baches fiscales o pagar vencimientos. Ese fue el resultado de las fallidas sesiones de ambas cámaras legislativas donde los proyectos del Ejecutivo quedaron atrapados en las fauces de la feroz interna que se libra en el oficialismo.
Las frenéticas negociaciones que precedieron al frustrado intento estuvieron cruzadas por el enfrentamiento que libran Kicillof y el kirchnerismo. Legisladores e intendentes que reportan a La Cámpora o aliados a Máximo Kirchner, virtualmente dieron vuelta el proyecto oficial. Le cambiaron, según diversas fuentes, cerca de 70 artículos, con incorporaciones y cambios resistidos por el Ejecutivo.
Por caso, se había incluido un artículo para consagrar la autarquía del IOMA, el organismo que controla el camporista Homero Giles. Así, la obra social podría administrar sus recursos a discreción.
El recorte de atribuciones al Ejecutivo no se agotaba en ese punto. En lugar de crearse un fondo para municipios, se había resuelto aumentar en un punto la coparticipación para los distritos. Así, los recursos llegarían en forma automática, de manera de eliminar el pago en cuotas que quedaba a criterio del Gobernador en cuanto a su ejecución.
Además, se había impuesto un fondo para gastos de Seguridad por cerca de 200 mil millones de pesos que originalmente no estaba en el proyecto de Kicillof, movida auspiciada por varios intendentes como Mayra Mendoza, Leonardo Nardini, Federico Otermín y Ariel Sujarchuk. Todos reportan al kirchnerismo.
Mendoza fue, junto al diputado Facundo Tignanelli, la principal espada de La Cámpora en la embestida contra Kicillof. La quilmeña fue por más. En tándem con el alcalde de Lanús, Julián Álvarez, buscaron cobrarse una vieja deuda interna que se libra en el peronismo de la Tercera sección electoral que del otro lado de la trinchera tiene como referente al intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, aliado del Gobernador. Así, se impulsó que las actividades portuarias pagaran un 5% más de Ingresos Brutos para financiar los trabajos que deben hacer las comunas por reparación de calles debido a la circulación de camiones que llegan y salen de los puertos.
Mendoza y Álvarez tienen una disputa abierta con Ferraresi por el puerto de Dock Sud, donde el hombre de Avellaneda tiene enorme influencia. Le vienen reclamando una compensación que nunca llegó. El jueves buscaron instaurarla por ley.
En el frenesí de reuniones, pasó de todo. Algunos ministros de Kicillof ligados al kirchnerismo duro aprovecharon la volada para pedir refuerzos presupuestarios en sus áreas que, por supuesto, fueron concedidos.
Reunión cerrada
Mientras esto sucedía en un cónclave del que participaban intendentes peronistas y camporistas, legisladores de ambas cámaras y representantes del massismo que se desarrollaba en la presidencia de la Cámara baja, afuera, en los pasillos, se dibujaba una postal inusual: funcionarios de segunda línea del ministerio de Economía aguardando sin chances de participar de esa discusión.
Faltaba algo más: en un momento se dibujó un artículo para establecer que las designaciones en otra caja millonaria, la Ceamse, tuvieran que tener el acuerdo de la Legislatura.
Kicillof se dispone a nombrar en la presidencia de ese ente a Claudio “Chiqui” Tapia, el titular de la AFA, que fue corrido como representante porteño del organismo por Jorge Macri.
Si el artículo avanzaba, Tapia hubiera tenido que fatigar algunos despachos legislativos para acumular otro cargo.
Los cambios que buscaba introducir el peronismo no fueron el único motivo del traspié: la falta de diálogo de funcionarios del Ejecutivo con sectores de la oposición fue por demás notoria. Llamativa además porque aquellos bloques como la UCR, el PRO y la Coalición Cívica en la Cámara de Diputados, debían aportar el número para que el Gobernador tuviera permiso para salir a tomar deuda.
Hubo, además, algo de impericia. El PRO venía reclamando al Gobierno un sillón en el directorio del Banco Provincia. Es el que actualmente ocupa el bahiense Santiago Nardelli, que pasó de amarillo a violeta y a militar en las Fuerzas del Cielo. El kicillofismo prefirió pagarle políticamente a los libertarios blue de Diputados que suelen apoyarlo en las votaciones. El elegido es Fernando Rozas, ex director del Servicio Penitenciario en épocas de María Eugenia Vidal y depositario del sello partidario Unión Celeste y Blanco que usó Javier Milei para competir en la Provincia. Cuando los macristas se enteraron, montaron en cólera.
Los radicales y el PRO avanzaron por su parte sobre la ley Impositiva. Establecieron un tope de aumento del 28 por ciento sobre el Impuesto Inmobiliario y le quitaron la facultad a ARBA de actualizarlos por inflación. También se bajaba parte del impacto del aumento sobre el Inmobiliario Rural.
Contrarreloj, los proyectos se habían terminado de reescribir. Con la necesidad de bajar antes de la medianoche para que la sesión no se cayera, bajaron varios legisladores y pidieron un cuarto intermedio.
Por entonces, la Gobernación estaba alertada de que de los proyectos originales se habían cambiado innumerables artículos. La idea de cómo frenar lo que cerca de Kicillof consideraban como un intento legislativo de condicionarlo, surgió de la vicegobernadora Verónica Magario. La dirigente de La Matanza hizo caer la sesión del Senado y todo terminó naufragando.
“La idea era votar en espejo, primero nosotros en Diputados y después el Senado. Como el Senado ya no iba a reunirse, se cayó todo”, explicaba un diputado radical. Otro legislador recurría al pragmatismo para explicar el naufragio legislativo. “Se habían acordado algunas cosas con el peronismo sobre todo en la ley Impositiva. Si el Senado no se reunía, ¿quién iba a garantizar esos acuerdos?”, se preguntaba.
Ahora, ambas cámaras tienen sesiones convocadas para el viernes 27. Tras las fiestas, habrá que reanudar las negociaciones en busca de un acuerdo que no parece sencillo. Hay quienes creen que todo podría terminar quedando para febrero.
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